Personajes en busca de rescate
La intuición de que The Bear era una serie que cuestionaba aspectos existenciales queda confirmada en su segunda temporada, en el que la narración se vuelve más amplia y coral, implicando no sólo al personaje de Carmy, sino también a su corte culinaria. El conjunto de esta segunda temporada cohesiona la cocina del restaurante de Chicago hacia el objetivo común de hacer que ese lugar dé un salto cuántico, un paso más hacia un establecimiento de nivel superior. Para ello es necesaria una evolución de las distintas personalidades que viven esa cocina. Y eso es exactamente lo que ocurre en The Bear 2: los distintos personajes que hemos llegado a conocer evolucionan, cambian, aprenden. Desafían las dificultades de su carácter, se ponen a prueba individualmente para progresar en su viaje. Carmy envía a algunos de ellos a estudiar y entrenarse, otros se enfrentan a fantasmas del pasado y otros descubren nuevos aspectos de sus personalidades. Todos buscan, a su manera, la redención, la superación, un lugar en el mundo donde poder expresar quiénes son. La satisfacción (plena) que siente el espectador al ver esta segunda temporada parece provenir en gran medida de la sensación de impulso propulsor vital y positivo que transmiten los personajes. Como en las añoradas series de televisión escritas por Sorkin, en The Bear 2 vemos a un equipo cohesionado, que resiste los golpes del destino gracias al apoyo mutuo. Son personajes reales, auténticos, a los que uno se encariña por su humanidad vívida y clarividente.
Un ritmo atractivo y acelerado
Todo esto -lejos de ser una visión melancólica y edulcorada de la existencia- se consigue manteniendo las características de la serie: gran ritmo, diálogos secos, capacidad para mostrar un contexto profesional como el de la cocina en toda su sucia fisicidad. Varias estrellas invitadas embellecen la historia, dando aún más profundidad a la serie (el episodio sobre la recreación de una cena familiar de Navidad, en particular, es notable). Podríamos decir que The Bear sigue siendo una serie fuertemente orientada a los personajes -es decir, una historia que se centra más en los personajes que en los grandes giros argumentales-, pero incluso en este aspecto sufre una evolución: de ser una historia muy centrada en Carmy, se convierte en una verdadera serie coral. Cada episodio se centra en un miembro de la cocina, en su personalidad en construcción a medida que se construye el nuevo restaurante. Queda, al final de la temporada, el deseo de volver a estar con Carmy y sus compañeros. La sensación es la de un lugar al que será agradable volver.
Gaia Montanaro
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